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Una infancia entre tradición y transformación: los niños en la década de los treinta en México

Una infancia entre tradición y transformación: los niños en la década de los treinta en México

Montag, April 28, 2025

Tras la Revolución Mexicana el Estado determinó promover una visión de la infancia como sujeto de derechos y futuro ciudadano. Sosenski destaca que en este periodo se buscó formar a los niños con valores como el trabajo y la higiene. El teatro guiñol, por ejemplo, se utilizó como herramienta educativa para inculcar estos valores y fortalecer la relación entre el Estado y las familias mexicanas.  

Susana Sosenski, historiadora especializada en la historia de la infancia en México, ha analizado cómo las infancias han sido construidas y vividas desde la Revolución Mexicana hasta la actualidad. A través de sus investigaciones ha podido identificar continuidades y rupturas en las representaciones y condiciones de vida de los niños a lo largo del tiempo.

La familia mexicana en los años 30 solía estar marcada por roles muy tradicionales: el padreproveedor y figura de autoridad; la madre cuidadora y transmisora de valores. Sin embargo, ya empezaban a verse cambios en las dinámicas familiares, sobre todo en zonas urbanas y con el acceso de las mujeres a ciertos espacios laborales.

Se valoraban el respeto a los mayores, la obediencia, la religión (aunque en conflicto con la educación laica) y el trabajo como parte esencial del carácter del niño. Éste era considerado una parte importante de la familia, pero muchas veces debía asumir responsabilidades desde temprana edad, sobre todo en el campo y en sectores populares.

Durante la década de los años 30, la visión de educadores como John Dewey (con su idea de “aprender haciendo”) y Jean Piaget comenzó a influir en la educación mexicana. El juego dejó de ser visto sólo como pasatiempo y empezó a reconocerse como una herramienta de aprendizaje integral. 

Se entendía que el juego ayudaba al niño a explorar su entorno, a desarrollar habilidades motrices, lenguaje y pensamiento lógico, y a fortalecer la autoestima. También promovía valores como el compañerismo, la solidaridad y la justicia, necesarios en una sociedad que buscaba consolidarse después de años de conflicto.

En su estudio "Niños en acción", Sosenski aborda el trabajo infantil en la Ciudad de México durante las primeras décadas del siglo XX, destacando que muchos niños eran considerados actores sociales activos al participar en la vida económica del país y en la construcción del Estado. 

A pesar de los esfuerzos por institucionalizar la educación, en realidad muchos niños trabajaban en la calle, en talleres o en el comercio. Esto refleja las distintas realidades de la infancia mexicana; unos debían ayudar a sus familias mientras otros aprendían nuevos conocimientos y adquirían otras habilidades y destrezas.

Las actividades de juego y esparcimiento que tenían los niños en las escuelas mexicanas a partir de la década de 1930 reflejan mucho del pensamiento pedagógico y social que predominaba en ese momento, sobre todo con la influencia del movimiento educativo posrevolucionario.

 Aunque las condiciones variaban bastante entre las zonas urbanas y rurales, había un claro esfuerzo del Estado por ofrecer una formación integral, que incluyera no sólo lo académico, sino también el desarrollo físico, emocional y social de los niños. Las actividades eran sencillas y a veces improvisadas, pero mantenían ese valor educativo y social que buscaba:

• Desarrollar al niño física, emocional e intelectualmente

• Fortalecer el vínculo con su comunidad y su cultura

• Formar ciudadanos activos, cooperativos y saludables

Fundamentales durante los recreos en los patios escolares y valorados para el desarrollo de la coordinación física, el trabajo en equipo y la socialización, se promovían los juegos y actividades de esparcimiento al aire libre típicos, como:

o La cuerda

o La roña (la trae)

o Encantados

o La víbora de la mar

o El resorte

o El trompo y el balero (más comunes entre niños varones)

Educación física y deportes

La educación física empezó a ganar importancia en los planes escolares, sobre todo con la idea de formar cuerpos sanos para una patria fuerte. Se organizaban ejercicios gimnásticos, marchas, carreras y en algunas escuelas con más recursos, fútbol o basquetbol.

Muchas escuelas hacían eventos deportivos escolares o “olimpiadas escolares” como forma de motivar la participación activa de los niños.

Actividades artísticas y culturales

Se realizaban obras de teatro, declamaciones y pequeños conciertos en que participaran los niños. El teatro escolar no tenía fines exclusivos de entretenimiento, sino eran también una herramienta pedagógica para reforzar valores cívicos, patrióticos y morales. En fechas especiales como el Día del Niño o fiestas patrias, era común ver bailes folclóricos, poesía coral y cantos escolares alusivos.

Actividades manuales y productivas

Influenciados por modelos de escuelas rurales y socialistas se introdujeron actividades destinadas a preparar a los niños para la vida productiva y comunitaria, tales como:

o Huertos escolares

o Talleres de carpintería o costura

o Actividades de reciclaje, modelado con barro o papel maché

A lo largo de sus investigaciones Sosenski encuentra que ha habido avances en el reconocimiento de los derechos de los niños y la mejora de sus condiciones de vida; pese a ello persisten estructuras de poder y violencia que afectan a la infancia. 

La historiadora destaca la importancia de comprender estas continuidades y rupturas para abordar de manera efectiva los desafíos actuales que enfrentan los niños en México. Si deseas profundizar en alguno de estos temas o explorar más sobre el trabajo de Susana Sosenski, puedo proporcionarte más información o sugerir lecturas adicionales.

Los niños mexicanos de 1930 vivieron una infancia en transición. Aunque muchos crecían en condiciones de pobreza y con responsabilidades tempranas, la escuela comenzó a abrir caminos hacia nuevas oportunidades. Los valores familiares, el papel activo de los maestros y el uso del juego como medio educativo reflejan una visión más amplia del desarrollo infantil, en sintonía con la idea de construir una nación más justa y educada.

Escrito por Mystrals, dejando huella

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